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Que es un alma gemela...

  • http://www.amarmejor.com/amarmejor/almas-gemelas/
  • 26 may 2015
  • 8 Min. de lectura

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Hay tantas definiciones para ellas como cantidad de parejas de almas gemelas que se encuentran reencarnadas actualmente en nuestro planeta. Pero te daré algunas pistas. Las almas gemelas no son parejas que viven historias de amor romántico que tienen final feliz. No son amores fáciles donde todo fluye como si fuera un río de colores. No. Son mucho más que eso. Son parejas espirituales, inmortales, venidas desde el cielo. Son seres sin tiempo que llegaron a la Tierra en un momento clave de cambio vibratorio, que vivieron existencias comunes y corrientes hasta que se chocaron y ¡pum!… pasó lo que pasó. Llevados por alguna casualidad aparente, ella y él cruzaron sus ojos por primera vez, o por lo menos, por primera vez en esta vida y, desde ese instante, la magia del Universo arrancó con todo. Con la eficacia de una de esas maquinitas inteligentes que se ponen en marcha para que el mundo siga siendo un lugar todavía más emocionante: después de millones de años y miles de reencarnaciones, ella y él, dos almas gemelas, volvían a encontrarse.

Las almas gemelas son dos esencias que decidieron transitar una serie de circunstancias juntas antes de encarnar. Como si fueran dos piezas que encastran a la perfección dentro de un rompecabezas y que cuando se miran, de alguna forma, sienten que vuelven a su verdadera casa. Es que cuando se produce el encuentro, las dos partes (o solo una de ellas) tienen una sensación de trascendencia que desborda el enamoramiento normal. Entre ellas hay algo que supera todas las expectativas y experiencias anteriores. Algo que viene desde mucho tiempo atrás y que guarda una sabiduría ancestral imposible de describir con la razón. ¿Qué promesa realizaron en el cielo? ¿Cómo fue ese contrato? En este cuento, el autor chileno Enrique Barrios narra cómo ocurre este proceso de separación álmica…

“El joven, deslizándose en el aire a gran altura junto a su amada, detuvo su mirada sobre aquellos fascinantes acantilados. Su corazón no quería partir. De tanto disfrutar esos etéricos paisajes, de tanto compartir la dicha milenaria de la mano de su compañera eterna, un pedazo de alma se le fue quedando repartido en cada flor, en cada gema, en cada playa, en cada brizna de hierba, en cada surcar el firmamento estrellado con su alma gemela en esos mágicos cielos.

Descendieron sobre un verde valle de esmeraldas y musgos coralinos.

Él estrechó la delgada cintura de su amor. La leve y fina tela acarició sus largos dedos con una suavidad de brisa en el rostro. Miró sus ojos, luminosos y profundos como aguamarinas encendidas. Sintió una punzada en el pecho. Ya no los volvería a ver durante eones, durante medidas de tiempo infinitas. Deberían marcharse, cada uno por sendas opuestas, hasta que algún día, después de haber servido muchas vidas, en dimensiones diferentes y envolturas físicas distintas, el Padre-Madre Amor les volviese a unir, luego de cumplidas sus misiones.

Se abrazaron, proyectaron el máximo posible de luz interior en cada uno de sus corazones.

Un estremecimiento hondo les revivió el anhelo de permanecer unidos por la eternidad, de convertirse en un sólo ser, como tantas veces lo hicieran, pero el Dios Amor les habló desde muy adentro:


Las almas que se complementan, permanecen siempre unidas, más allá de la ilusión y del olvido‘. Sabiendo que perderían aquella elevada conciencia, se miraron por última vez. ’Recuerda lo que soy en mi interior, llévame contigo como una presencia viva‘, se dijeron ambos, pero sin hablar. En aquellas alturas no era necesario hacerlo.


No te dejes atrapar por la ilusión. En las cumbres de la conciencia permaneceremos siempre aquí. Volando juntos sobre estos acantilados, sobre estos valles, playas y praderas’.


Los ojos de la joven quisieron ser asaltados por una lágrima inoportuna, pero la comprensión la transformó en un sentimiento de esperanza: muy pronto volverían a estar unidos. Ingresarían en la dimensión de las distancias y los tiempos inconmensurables, soñarían la ilusión de envejecer y morir, olvidados de la realidad, pero luego despertarían, nuevamente contemplándose a los ojos, como si acabaran de regresar de un sueño sin tiempo. Sobre la pareja desciende lentamente una luz rosada, les envuelve. Después se divide en dos.


Las esferas se retiran hacia opuestos lugares del firmamento, pero por más que se alejen y separen entre galaxias y estrellas, un tenue hilo luminoso se va prolongando desde la una hacia la otra.”


Por suerte, no venimos solos a este mundo. Sería mucho más tremendo de lo que ya es. Llegamos en yunta. Solemos encarnar con ciertos seres que, a lo largo de nuestra vida, aparecerán en el momento justo para ayudarnos, asistirnos, empujarnos o simplemente sostenernos la mano: son los hermosos miembros de nuestra familia de almas. Dentro de este grupo amoroso de compañeros necesarios, quien cumple un rol protagonista y con quien tenemos mayor afinidad es con nuestra alma gemela. Ella es un desprendimiento de nuestra propia chispa divina.


Según el viejo Platón, los primero seres creados por el Universo eran hermafroditas y poseían una fuerza realmente asombrosa. La leyenda cuenta que, para debilitar ese enorme potencial, los dioses terminaron dividiéndolos. Por eso, el amor “platónico” no sería más que una fuerza de atracción que impulsa a estas almas a buscarse y a fundirse en un único ser, recordando, claro, a estas dos mitades que formaron una primera unidad. Cuando dos almas gemelas se reencuentran, estalla en cada una de ellas una bomba de conexión, atracción, magnetismo y energía que desborda y, a veces, abruma. Pero, fundamentalmente, se siente un amor enorme que activa en nosotros los códigos de nuestro ADN estelar y que, sin querer, nos acerca a nuestra verdadera esencia. A nuestro Plan de Vida. Y a Dios.


Seguramente, te estarás preguntando cómo podrías saber si esa persona especial, tu marido, tu esposa, tu novio o tu amante es, en realidad, tu alma gemela. Pues bien. Tengo una fórmula secreta para su detección que nunca –hasta ahora- falló: las almas gemelas se reconocen por la mirada, y también, aunque en menor proporción, por el toque de las manos. Es como si cada una, mirara a la otra y, a la vez, se mirara a sí misma. Recuerda: los ojos cambian vida tras vida, pero nunca la mirada. Hay más: cuando te ocurre, cuando un fenómeno de estas características sucede, sabes que algo extraño pasa y empiezas a buscar qué es. La vida te cambia casi por completo y, de a poco, modificas la concepción que hasta ese momento tuviste sobre la conciencia, las relaciones de pareja y el amor espiritual. A lo largo de todos estos años, conocí muchísimos casos de almas gemelas y todos me mostraron un punto común: fueron historias inimaginables que produjeron fuertes procesos de aprendizaje personal. ¿Qué pasa una vez que encontraste a tu alma gemela?

Lo primero que ocurre es un cambio de paradigma. Debes tirar a la basura todos esos cuentos románticos que te inspiraron en la adolescencia y todas esas películas de amor que te obligaron a suspirar sin ganas un domingo a la tarde. Porque el Manual de las Almas Gemelas, de ninguna manera, se compra en Hollywood. Lo segundo que debes hacer será ajustar el cinturón de seguridad de tu alma. Porque, muy probablemente, la experiencia será una de las más intensas, mágicas, transformadoras, dolorosas y bendecidas de tu vida.


Quiero que entiendas que encontrar a tu alma gemela siempre es un regalo del destino. Por eso, el Universo se encargará de que la conexión se produzca mediante millones de supuestas casualidades que te acercarán o te alejarán de tu pareja, según sea necesario. Pero después, será decisión de ambos, o del libre albedrío de cada uno, si aceptan o no aceptan esta posibilidad de transformación. El alma gemela NUNCA es nuestra pareja perfecta. Quizás debería advertirte que más bien es todo lo contrario. En el trayecto de esta vida podrán seguir juntos o no. Por eso, es muy importante que sepas en qué etapa evolutiva te encuentras y se encuentra la otra parte. De algo no hay dudas: tanto si se queda a tu lado, como si desaparece, ella te llevará de la mano a recorrer un camino hacia lo mejor de tu ser interno. Quieras o no, siempre estará en tu vida de un modo u otro. No podrás evitarlo. ¿Por qué deberías pasar por un proceso tan traumático y complejo?


Las almas gemelas están reencontrándose en estos momentos porque contribuyen al aumento de la frecuencia vibratoria de amor puro en la Tierra. Por eso, las almas gemelas y su capacidad de potenciar energéticamente todo lo que tocan, son necesarias para el futuro de la humanidad. Pero, por sobre todas las cosas, estas parejas están aquí para cumplir una Misión en conjunto. Aunque estén separadas, las ramas de sus dos árboles florecientes estarán entrelazadas como si el cielo y la tierra se mantuvieran unidos solo por el amor. Ellos permanecerán como individuos, cada uno enraizado en el suelo, representando la esencia de los verdaderos amantes que se encuentran equilibrados y a gusto con sus propios mundos. Estarán siempre buscándose, siempre intuyéndose, sin olvidar jamás que el amor transciende tiempos infinitos, que el amor es lo único real. Sabrán que no hay ninguna urgencia para su conexión. Porque no hay almas buenas o malas, o lindas o feas u oscuras o luminosas. Solo existen diferentes tipos de comprensiones y distintos tipos de niveles de conciencias. Cada uno tendrá su propio tiempo para abrir los ojos y para saber mirar a las mariposas con los ojos del corazón. Algo de eso dicen mis ángeles en este mensaje:


“Hay un plan más grande que tu tienes que comprender. El amor que tu pareja de almas gemelas emana es fuente de virtud para la vida. Son capaces de transformar realidades que ni ustedes mismos conocen. Por eso es tanta la energía. Tendrán que aprender a vivir juntos, a su manera, a pesar de las ganas de expulsarse. No quiere decir que haya falta de amor. Quiere decir que todo esto es demasiado para sus cuerpos de tercera dimensión. Ya se acostumbrarán. A medida que vibren más alto, van a poder adaptarse a esta forma de energía nueva que les proponemos. Su unión es mayor que sus cuerpos y aunque esto los asuste, es solo una incapacidad para aceptar tanta carga de energía divina. Vayan más rápido en sus caminos. No les va a pasar nada. Tienen la protección suficiente como para soportarlo. Se acerca el final de la incertidumbre. Alguna vez estos escritos van a ver la luz. El mundo necesita saber que te estamos acompañando en este proceso. El tiempo se acaba y la Tierra Nueva merece ser sembrada. El fruto florecerá pronto. Estamos contigo. Los miramos. Los amamos. Este tiempo es de preparación. Tenemos todo listo. Salta. No te caerás.


Te estamos sosteniendo. Estas dos almas siempre estuvieron juntas. El miedo se fue. Solo el amor es la clave para seguir avanzando. Nada tiene el valor para separar lo que está unido por el cielo. Servicio. Servicio. Servicio. Van a saber juntos lo que es el Amor. Tú, tu alma gemela y el mundo…”


Me costó mucho entender esto. Nunca es fácil aceptar los rechazos, perdonar, reconciliar, equilibrar y tratar de amar de una forma distinta a la que estamos acostumbrados. A pesar del gran amor y del dolor que viví, el encuentro con mi alma gemela fue lo mejor que me pasó en la vida. Su propósito fue absolutamente espiritual, sanador y personal. No solo me quitó el velo de la ilusión que tenía sobre los ojos, cambió mi trabajo y mis relaciones por completo, también me ubicó en mi lugar en el mundo. Dulce y brutalmente, me impulsó a bucear a ciegas en las profundidades de mi propio ser hasta que, por fin, hallé el tesoro perdido. Hizo florecer el amor puro que había olvidado hacía millones de años y llegó para recordarme la misión de servicio que había prometido aquella vez en el Cielo: aprender y enseñar qué significa amar mejor.


Esta es mi pequeña forma de cambiar el mundo.


Autor: www.amarmejor.com




 
 
 

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